20 septiembre 2006

Cuahutémoc el cauteloso- por Dharma Agustina Padron Daly 8-06


Acaba de entrar, sentarse, doblarse, desdoblarse y doblarse hasta hacer de sí mismo un imperceptible montoncito. -“Aquí se puede escribir poesía”- pensó mientras se rascaba la sombra. Asomados apenas sus ojos por las rendijas de la gorra , miró uno a uno, en cámara lenta, a cada uno de los pasajeros del tren. –“Siempre hay gente dormitando, yo mismo lo hago de vez en cuando. Hay gente cansada a todas horas. El sonido de los vagones transcurriendo se traga las conversaciones, somos un gusano en locomoción; sino son ojos cerrados, son miradas hacia arriba, hacia el lado o “eslembao”, pocas veces hay contacto visual.”
Cuahutémoc baja otra vez su perfil, se enrosca en su escondite de bonete y respira lentamente. En ocasiones, se marea cuando viaja por los túneles, y su método para recobrar compostura es a través de los pulmones y su oxigenación, cerrar los ojos ayuda muchísimo.-“Que muchas razones hay para cerrar los ojos…! Aquel señor no está dormido, más bien está recordando algo deleitoso: tal vez un almuerzo sabroso, o un cuerpo apacible, o un cheque recién recibido. La señora del traje largo y Amarillo tiene migraña, por eso también se aprieta las sienes; también está el clásico cabeceo del que piensa que se resiste al sueño cuando en realidad ya fue vencido…”
Entra una viejita con joroba, diminuta, pelo corto y blanco , pálida como nieve y un andar fragmentado, el tren está lleno, gente sentada y parada, Cuahutémoc se levanta como resorte y le dice a la señora: “ Please sit down here m’am” Se sonríe por dentro(por fuera también) se siente orgulloso de sí mismo, acto seguido, toma conciencia de su proceso cerebral-emocional, comienza a reírse, y luego cierra los ojos y se concentra para dejar de parecer un desquiciado más… “Este mundo está loquísimo, re-loco, no manches…”
Ahora se va a la esquina junto a la puerta, vuelve a recogerse bajo la clandestinidad de lo invisible, acomoda su cuerpo en dirección hacia afuera, está listo, el sonido de las vías en fricción va disminuyendo, entonces cierra los ojos y comienza el conteo regresivo en su pizarra mental: “…tres, dos, uno…”

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Mi querida Dharmita...como te siento en otro tiempo...espacio!!!horario..las mismas visiones en lejania...desde Chitown..aca en el estruendo del tren veo lo mismo que tu....que loco que aun asi nos conectamos en otra dimension...te llevo dentro reina...

Dharma Agustina dijo...

identifícate. Por fa!