22 marzo 2008

Sus vuelos




“Si de orillas hablarán estos labios, dormiría en el filo de tu espuma , que es nube y es azul.- Anza habló sonámbula, sonreía y soñaba. Estaba exhausta, venía de su ruta nómada, de días y noches convertidas en sol este-oeste y luna creciente y caminante también. Se sintió atardecer con la tarde. Se durmío apenas un minuto luego de acomodarse en la alfombra de hojas secas y pastizal.
Sabe que lleva meses, pero no sabe con exactitud cual es la fecha de hoy, sabe que los días son racimos cayendo fruta por fruta, con calma, hacia la tierra promisoria: como cuando se mezcla leche con chocolate hasta lograr el color y la espuma deseada , esa mezcla de blanco y marrón volviéndose más apetecibles, hasta llegar a ser invencible delicia.; así pues el sol va calentando hasta llegar al atardecer tibio, y se difumina en cielo y tierra, en mar, en sombras, bostezos…
Hace quince lunas, Anza encontró al borde del camino ascendente, un paisaje de mar y cielo de una inmensidad impresionante… Se detuvo para sentir la brisa y respirarla profundamente , con lentitud, mientras estiraba todo el cuerpo y ampliaba su caja toráxica para recibir más oxígeno… Se sentó al costado, sus piernas colgando y buscó el lugar de encuentro entre el azul celeste y el azul marino.
Su visión viajó, millas y millas hasta tocar el horizonte, la línea más perfecta y larga del mundo. Fue un lanzamiento desde esa montaña hasta una infinita liquidez aérea. Ella sintió el vuelo y la experiencia la emocionó al punto de la sonrisa silenciosa, y un brote venido del pecho, como una ola de sensaciones. Se quedó tres horas viajando con el punto de fuga, se fugó del cuerpo y volvió una y otra vez, afuera y adentro. En partículas andaba Anza, volando y quietecita.
Desde entonces, anda flotando, y sus sonambulismos son más frecuentes y con un alto nivel de locomoción, duerme más que nunca, aunque camina largas distancias enfocada en su norte interno. Un día despertó mientras colgaba de una rama alta de un palo santo, no entendía cómo había llegado ahí. No pudo recordar. Comenzó a observar su contexto: estaba rodeada de hojas, sintió su frescura, se sintió liviana como ellas y cerró sus ojos dejándose llevar por esa fuerza natural... Sin soltar la rama, dejándose mecer por el viento. Volvió al sueño, regresó a ese filo de camino alto , se sentó como la primera vez, con sus piernas colgando. Al cielo le acarició las nubes, tocó las esquinas de su luna, sopló sus estrellas, besó su luz solar; por el mar nadó sus corrientes, olfateó su arena, … Cuando volvió a su cuerpo ya era de noche, y ella seguía colgada del árbol…
Sucesiones como esta suceden con frecuencia en la vida de Anza desde que el día ensoñó con ella adentro. Por la polidimensionalidad se pasea la viajera esta.
-Y los paisajes? …
-ah!, pues ellos siguen pasando, sin detenerse.



By, Dharma Agustina Padrón Daly
Finished in march 22, 2008.

2 comentarios:

La Habitacion invisible dijo...

Se quedó tres horas viajando con el punto de fuga, se fugó del cuerpo y volvió una y otra vez, afuera y adentro. En partículas andaba Anza, volando y quietecita.

yo me fuge mientras te leia,,,es bellisima la sabiduria que lleva...
los suenios nos llevaran sin dudas
saludos
Esteban
ah disculpa..mira aqui tengo mas poemas si gustas pasar sera un honor
saludos otra vez
yo
http://eladoquinyelmeteorito.blogspot.com/

Harry dijo...

te encuentras!